jueves, 10 de abril de 2008

1º COMENTARIO

La visita a la Casa de les Radios fue una experiencia única. Es normal visitar un museo, exposición, galería de arte o similar y ya está. Aparte de lo agradable -o no- de la visita, y de comprar un catálogo, libro, o el merchandising habitual, todo termina ahí, pero cuando la visita transcurre con personas como Ana, poniendo cercanía, amabilidad y cariño a su trabajo, uno se lleva un extra de satisfacción. Le cuento que mis vínculos con la radio y la radioafición son grandes, le hablo de Miguel Mena, nuestro más representativo y todoterreno locutor de radio. Ella me habla de los pormenores de la casa-museo que cuenta con tan sólo tres meses de vida... y así, en amena conversación, transcurre el tiempo y la visita.
Ana se ocupa de la Casa de les Radios, e informa de todo lo referente al museo con mucha cordialidad y simpatía, no duda en asesorar de los ejemplares que lo componen, de qué forma llegaron y cómo el ayuntamiento y los propios vecinos de Suares se involucraron en el proyecto donando o cediendo sus ejemplares y colecciones particulares, algunos incluso desde lejanos lugares a los que tuvieron que emigrar y que mantienen lazos de unión permanentes con su localidad.
El recorrido está organizado de forma cronológica, unos paneles murales junto a los aparatos más antiguos y emblemáticos explican la historia de la radiodifusión en Asturias. Ana se acercó para poner en funcionamiento un gramófono y mostrar las diferentes agujas que se utilizaban para realzar los diferentes sonidos. Los aparatos expuestos avanzan a través del tiempo hasta llegar a los más recientes en la planta superior, es ahí donde encuentro un ejemplar idéntico al segundo que hubo en mi casa cuando yo era un crío en los primeros 60 -del primero no recuerdo la marca, era de madera, botones de color marfil y un altavoz recubierto de tela-, Marca Philips, modelo Abar, y construído en España entre 1959 y 1961, equipaba FM, un extra destacable en esos años.
La muestra es buena y no dejará indiferente a sus visitantes, mejorable, sí, pero un punto de partida ideal para ir ampliando en un futuro. Un edificio vanguardista ubicado en un entorno paradisíaco y con unas vistas impresionantes que llegan hasta la localidad de Nava.